Ya tenemos la crónica de este X Aniversario de la Vulcan Riders Association Spain -VRAS-. El texto ha sido creado por nuestro amigo y hermano Toni GP, ideador inicial. Lo que hemos vivido esos días ha sido inolvidable para todos. Gracias, Toni, por plasmar por escrito todo lo que vivimos en ese maravilloso fin de semana con tanta maestría. Gracias por todo lo demás también.
«Este aniversario lo he vivido como ninguno, tengo la sensación de haberlo parido como si de una gestación se tratase. El origen se sitúa en Oia, durante la asamblea se propone lugar para el aniversario. Había comentado con algunos compañeros que sería interesante que para el 2019 se hiciera en algún sitio del levante, Benicasim, población ribereña de Castellón con el mar Mediterráneo parecía una buena opción. El gen del ‘yo puedo’ junto con la experiencia adquirida en anteriores aniversarios y todas las concentraciones de las territoriales a las que he acudido me activaron el gen, lo propuse y se aprobó sin problemas. Siempre he pensado que hubo un exceso de confianza por parte del resto de socios y socias. El caso es que, pese a bastantes dificultades y errores, el aniversario se realizó. Aún hoy estoy sorprendido, evidentemente no fue solo cosa mía, tuve muchísima ayuda, pero eso lo dejo para el final que es a donde salta la mayoría de los que leerán ésta crónica.

Históricamente, el Mediterráneo se nos muestra como cuna de civilizaciones, por la posibilidad que se tenía de comerciar con muchos productos procedentes de las más variadas y variopintas culturas, nada que ver con los océanos que nos rodean. El Mediterráneo también ha favorecido un clima cálido, tanto en verano como en invierno, en comparación con otras zonas de la geografía española. Recibimos bastante turismo por la calidez y quietud habitual de sus aguas, tanto nacionales como extranjeros, pero en nuestro caso, está más alejado de la mayoría de territoriales. A las concentraciones que puedo ir, los compañeros suelen hacer menos kilómetros que yo, las territoriales constituidas se encuentran de Despeñaperros hacia el norte, si los hospedados en las dos últimas rondaban las 100 personas, en Benicasim, como mucho, se rondaría esa cifra. Error, la asistencia se incrementó en aproximadamente un 40% más, tiene su lógica, pero lo trataré después.
Lo peor del X Aniversario es que hubo un momento que creí que me lo perdía, el exceso de juventud de un familiar muy cercano estuvo a punto de dar al traste con mi presencia, que no con el aniversario en sí, porque a lo largo del año, se habían sumado un grupo de personas al proyecto de forma totalmente entusiasta. Tito fue mi primera sorpresa, un socio nuevo, del mismo Castellón, un motero vital y un gran colaborador. Felipe Rotundo, que ya lo habíamos tenido como socio y al que un percance en su tobillo le llevó a estar en cama y no poder asistir, tiene más clavos y tornillos en sus hueso que una ferretería, pero sabía seguir aportando y animando de forma maravillosa. Leo y Yolanda (la Loba) moteros de «soca» -expresión valenciana que significa de raíz- aportaban una experiencia que es difícil de conseguir si no has pertenecido muchos años al mundo motero como es su caso.
El mal tiempo, no de Castellón, que caen cuatro gotas y nos alarmamos, pensando que es algo malo hasta que los más viejos del lugar nos recuerdan que se trata de lluvia, sino del resto de la geografía nos hizo temer que la asistencia bajaría en el último momento, grave error. Los compañeros de la VRA en España son fiables, y algunos rallan el heroísmo viniendo en moto atravesando las peores condiciones climatológicas. Otros, de forma prudente o por diversas circunstancias, vinieron enlatados. Para los de aquí, lo importante es que vinieron y por mi parte y la de mis compañeros no podremos dar nunca suficientes muestras de agradecimiento por su esfuerzo.
Una vez superado, gracias a mi familia, mi problema, pude llegar al hotel Intur Orange donde se hospedaban todos, la calidez con la que quería recibirlos me la entregaron a mí, esa sensación nunca podré olvidarla. El hotel estaba rebosante de buenas vibraciones, la alegría de los reencuentros, conocer a nuevas personas que habían querido acompañarnos, lo llenaban todo de caras sonrientes, personas identificadas con chalecos llenos de insignias raras que el resto de huéspedes miraban con cierto asombro.

El sábado parecía que nos daría una tregua, la lluvia que se anunciaba, como suele ser habitual, se desvanecía en alguna parte de la geografía, y aunque el tiempo no era todo lo soleado que suele ser, sí nos mostró su cara amable durante la mayor parte del tiempo. La ruta comenzó como estaba previsto, con media hora de retraso, todo un récord, pensamos y teníamos muy claro que no había que castigar a la mayoría de compañeros que ya habían realizado una buena cantidad de kms para venir. 51kms desde la salida hasta el restaurante ya muy cerca del hotel, con dos paradas ente medias. La primera parada estaba prevista en una zona desde donde se domina la bahía de Benicasim con sus playas, Voramar, Torreón, Heliópolis entre las principales, en plena costa de Azahar, la cual recibe su nombre del embriagador perfume que despenden los naranjos cuando están en flor.

La segunda parada sería para visitar la terraza del restaurante El Desierto de las Palmas, se conoce así por estar en pleno paraje natural protegido, afortunadamente, del mismo nombre, paraje frondoso que choca con su nombre, pulmón de la ciudad santuario de especies tanto animales como vegetales. Los habitantes de Castellón lo usan frecuentemente en sus excursiones, tanto a pié como en bicicleta, se trataba de observar las características orográficas de la provincia de Castellón, las formaciones montañosas (la segunda provincia más montañosa de España) hacia el oeste y hacia el este sus playas.
Por la parte contraria de la subida al desierto bajamos dirección a Castellón, junto antes de llegar al llano pasamos por los restos de las murallas que fueron el primer enclave de la ciudad, hoy en día se erige una ermita llamada de la Magdalena a donde peregrinan los castelloneros todos los años el primer domingo de sus fiestas patronales, también conocida como la Magdalena, como homenaje a sus orígenes.
Ya en el término del Grao de Castellón, puerto de la ciudad que nos abre al Mediterráneo, tocaba disfrutar de la paella, plato típico de la zona, en el restaurante La Ola. Allí vivimos algunos momentos memorables; Tito tenía previsto hacer un cremaet, y una vez caliente encendió el licor en una olla de barro. Licor, fuego, marmita, faltó tiempo para que los gallegos la hiciesen propia y nos trasladasen a su tierra con cántitos acompañados de panderetas y gaitas con las que nos sorprendieron a todos, a nosotros y al resto de clientes del restaurante. No pudo faltar el correspondiente conjuro que transformó un cremaet en una queimada. El embrujo se produjo y casi todos se fueron agolpando en orden para saborear el brebaje transformado como si del agua en vino fuese.
Cena con sorpresa, no podía ser menos que una tarta que indicase que estábamos celebrando el X Aniversario de nuestra formación aquí en España. Se entregaron las placas de agradecimiento correspondientes a algunos asistentes procedentes de otros Chapters y compañeros de otro club que tuvieron la amabilidad de visitarnos. Tocaba tomar unas copas en el pub y nuevamente un grupo de maravillosas voces se hicieron las dueñas de la fiesta.
El domingo me resultaba curioso cómo me daban las gracias los asistentes que pronto iban a partir, no paraba de pensar y decir que las gracias las dábamos nosotros por haber asistido, sin la presencia de todos vosotros ningún trabajo ni esfuerzo tendría sentido. Y por supuesto, no éramos pocos los que formamos parte de la gestación del aniversario de Benicasim. El presi siempre me ha dicho que no hay que personalizar en los agradecimientos, estoy de acuerdo absolutamente, pero los agradecimientos recaen en personas que, sin su ayuda, hubiese sido mucho más difícil e incluso imposible llevar adelante la concentración. Inestimable la ayuda de un personaje cuyo nick nos recuerda a alguna especie de la prehistoria que estuvo codo con codo durante todo el desarrollo. Al igual que el de una persona que estuvo difundiéndolo por las redes sociales, a los cuatro vientos -si no, no habrían venido tantos amigos y amigas- y cuyo nombre evoca una flor, aromas, luces, colores y alegría del sur. De un compañero que no es sevi llano y vive en Madrid, haciendo unos diseños para los vinilos magistrales. A mi inestimable Verónica, que se implicó y fue el enlace perfecto con el hotel. Pascual, de dirección del hotel, que me facilitó todo, y su personal en general que nos ayudó en lo que pudo. Los compañeros de aquí, que se entregaron incondicionalmente a la locura en la que yo me había metido. A los de Cataluña, tanto de nuestro grupo como de otro, que asistieron demostrando que para un motero no existen. fronteras, solo horizonte y compañerismo. A los italianos, alemanes, franceses, ingleses, algunos que escucharon las llamadas en el moderno tamtam de la fibra y quisieron estar con nosotros, Otros que siempre representan a sus islas, pese a la distancia y la franja de océano que nos separa. Todos aquellos que desafiaron a la climatología y, principalmente, a aquellos que sufrieron en sus carnes una buena parte de su furia durante su camino. A todos los amigos de los que recibí un abrazo y a los que quiero. Gracias compañeros por haber venido, si vuestra piel estuvo fría al regreso, espero que vuestros corazones estuviesen tan cálidos, henchidos de alegría y en paz como el mío.»
-Toni GP-