El fin de semana de los días 21, 22 y 23 de septiembre de 2018 fue el elegido para celebrar la Madroñal III, el evento anual organizado por los socios de la Territorial de Madrid. La Madroñal III fue grande, porque grande fue la gente que se acercó a Aranjuez para vivirla.
La familia de la Territorial de Madrid desde la Madroñal II ha crecido un 100% aproximadamente, y todo el mundo estaba feliz por eso, fueron muchos los comentarios de los amigos venidos desde todas partes de España sobre los nuevos socios de Madrid, sorprendió su juventud y gustó lo que se notaba que se estaban esforzando por formar parte de la VRAS.
El viernes por la tarde noche empezaron a rugir las motos en Aranjuez, los Riders y amigos de Riders iban llegando poco a poco al Hotel Mercedes, sitio elegido como centro neurálgico de la Madroñal, aunque esta vez no fue el único hotel/alojamiento, ya que hubo tanto éxito de convocatoria (inesperado pero bienvenido) que algunos socios se acabaron buscando alojamiento cercano. Entre ellos, muchos de Madrid se ofrecieron amablemente a desplazarse de hotel para dejar hueco a los que venían desde tan lejos. En pequeños detalles como estos es en los que se nota el compañerismo total y absoluto que une a la gente VRAS. Casi no hizo falta pedirlo. Desde aquí millones de gracias a Spino y Nerea, Zeta y Jenn, Rafa Pato y Yovi por cambiar de hotel con una sonrisa en la cara y darse cada día un paseito para encontrarse con los demás. Sois los mejores.
Al caer la noche del viernes llegó el momento primera cena, y esta vez nadie se olvidó de sus platos porque ¡teníamos un documento pegado en la pared como recordatorio! (Tecnología punta). Mientras cenábamos y nos poníamos al día una pantalla gigante iba pasando fotos de eventos pasados, y el ambiente era estupendo. Muchos se iban conociendo, otros se iban reencontrando, todos estaban felices.
Después de la cena hubo Party Rider, y mientras había gente compartiendo bailes en la pista de baile del comedor otros en los jardines del hotel charlaban sin parar, porque sí, los Riders siempre tienen muchas cosas que contarse, no olvidéis que la gran mayoría de nosotros solo nos vemos 3 ó 4 veces (con suerte) al año.
La mágica noche se alargó y a eso de las 5 de la mañana llegó el silencio. Los Riders descansaban preparándose para el sábado, día de ruta, día de compartir carretera, de rodar en moto juntos.
Amaneció el sábado y a las 10:30 nos fuimos a subir al Chiquitren, el tren turístico de Aranjuez, que nos paseó a todos por los majestuosos jardines de la ciudad, nos enseñó los preciosos Palacios y nos hizo un recorrido tursístico diferente y original.
Mientras, más Riders se iban incorporando y llegando al hotel, y se preparaba la ruta por las Vegas del Tajo. Unas 40 motos en perfecta formación rodaron por tierras madrileñas y fueron a parar a nuestro destino, la Bodega Narciso Figueroa. Las motos descansaron en una nave y mientras los Riders nos tomamos unos mojitos de vino con algunas verduras y visitamos las cuevas.
A la hora de comer nos distribuimos por la Bodega y estuvimos a punto de no caber, pero al final todo estuvo controlado. Comimos de tapeo de la zona, nos seguimos contando cosas de la vida y de las motos, alguno que otro se dio un paseo por Colmenar de Oreja y se compró un bañador y, tras la sobremesa nos dividimos en dos grupos: los que querían siesta, hotel y piscina y los que querían visitar Chinchón.
A las 20:30 tuvimos una cita importante en el hotel que convertimos en improvisado Teatro, con acomodadora profesional incluida (¡esa Antoñanzas!). Se abrió el telón que no teníamos al encenderse las luces y durante 15 intensos minutos tuvo lugar la representación de una obra de teatro con los mismísimos Riders de Madrid como actores. Una narradora perfecta nos fue poniendo en antecedentes, Nerea. Osa encarnó a una muerte que daba mucha pena porque era una muerte novata, y defenció su papel de forma prodigiosa acompañado por JDio, el compañero Pepe, la muerte poco solidaria que tuvo entrada y salida acompañada de carcajadas del respetable. Gótika con una peluca rubia y un vestuario de lo más trabajado fue Marilis, la compañera de vicisitudes de La Lunar, interpretada por una enorme Freya que dejó a todo el personal con los ojos como platos con su profesionalidad interpretativa y su presencia escénica. Conocimos también a un guardaespaldas que no se las vió venir, Ortiz, al socio de honor del casino, el enorme Don Cosme, con un Cañas entregado y al personaje que nos hizo casi llorar de risa, su hijo Ricardito. Tres extras también se atrevieron a subir al comienzo de la obra para acompañar en la introducción musical a La Lunarito, BlackT, Lobos y Kawarock. El maquillaje corrió a cargo de Judith, Lucía y Silvy. La luz y el sonido los manejó Kohaku entre bambalinas.
Tras los aplausos llegó el momento de la cena durante la que tuvimos el parcheo de Chor, nuevo socio de Madrid, y después hubo tiempo para un Juego express sopresa que nos dejó conocer la competitividad de algunos Riders que casi dieron la vida por ganar el premio sorpresa y que tambien nos hizo reir muchísimo. Luego el sorteo en el que repartimos regalos gracias a nuestros patrocinadores Motofactory, Iguana Custom, Vallekas Tatto Zone y a la mano inocente de nuestro Fer.
Y la noche se fue acabando, las charlas se fueron alargando… nadie quería que acabara, no queríamos despedirnos ¡si acabábamos de llegar! … Pero la Madroñal III empezaba a marcharse y nosotros sabíamos que teníamos que decir pronto adiós, otra vez, a toda esa buena gente que nos recarga las pilas, esos hermanos amigos que se olvidan del mundo juntos por unas horas para compartir todo lo bueno que tienen con los demás.
A los que no estuvisteis, sabed que os echamos mucho de menos y que esperamos poder abrazaros muy pronto. A los que vinisteis, gracias eternas por regalarnos vuestro tiempo, ganas, ilusión y compañerismo. La Madroñal IV ya está en camino. Mientras, nos vemos en la carretera y en las próximas quedadas Rider.
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